Da pena con Thomas Alva Edison, pero para poner de relieve la importancia del led azul, que esta semana les valió a sus desarrolladores el Premio Nobel de Física, hay que explicar en lo que se quedó corto el bombillo que él inventó hace 135 años.
No se trata de minimizar la revolución que significó el bombillo de Edison, basado en un filamento incandescente protegido tras un bulbo de cristal. Pero, precisamente por tener su esencia en ese principio, se trataba de una forma poco eficiente de generar luz: solo el 4 por ciento de la energía que recibe un bombillo se convierte en luz y el resto se ve desperdiciado en forma de calor.
Los led, en cambio, convierten en luz más del 50 por ciento de la energía que reciben y, como duran diez veces más que los bombillos tradicionales (100.000 horas en condiciones normales), su adopción es un ahorro para el usuario y un beneficio para el planeta, ya que un cuarto de la energía que consume la humanidad se gasta en iluminación.
Entonces, ¿por qué la Academia Sueca decide darles el Nobel a tres científicos de origen japonés y no a Nick Holonyak, el inventor del light emitting diode, o diodo emisor de luz, en 1962?
La razón: si bien el invento de Holonyak –que permitía emitir luz de color rojo, verde y amarillo– fue adoptado por la industria, que lo incorporó a toda clase de aparatos, de automóviles y a controles remotos, no era de gran ayuda a la hora de iluminar espacios y no constituía una alternativa a los bombillos comunes.
Ya que el led de los años 60 no lograba producir el color azul, que se mostró elusivo hasta que Isamu Akasaki, Hiroshi Amano y Shuji Nakamura inventaron una manera, en 1992.
Con él, el trío de investigadores inventó otra cosa: una nueva forma de producir luz blanca, la primera desde los tubos fluorescentes que General Electric sacó a la venta en los años treinta –y cuya versión ‘de bajo consumo’ perdió desde entonces esa etiqueta– y la primera en toda la historia de la humanidad que no involucra un elemento incandescente de ningún tipo.
Al combinar la luz azul de su diodo con el rojo y el verde de los diodos ya existentes, los fabricantes no solo pudieron crear bombillos led para iluminación, sino pronto se desarrolló un láser azul, base de la tecnología Blu-Ray, porque al tener una reducida longitud de onda permite almacenar cuatro veces más información en el mismo espacio.
Al combinarla con sistemas LCD, la luz blanca led está presente en televisores, pantallas de computador, celulares y cámaras.
‘Maestría de laboratorio’
En su decisión, la Academia consideró: “Los laureados desafiaron verdades establecidas; trabajaron duro y corrieron riesgos considerables. Construyeron sus equipos ellos mismos, aprendieron la tecnología y llevaron a cabo miles de experimentos. Fallaron la mayor parte del tiempo, pero esto no los llevó a la desesperación. Exhibieron maestría de laboratorio al más alto nivel”.
Además, el led es que es fácilmente controlable desde un computador. Por eso se ha integrado en sistemas complejos, con paneles de decenas –o hasta cientos– de metros cuadrados, que cambian a voluntad de su programador. La vista nocturna de Times Square, en Nueva York, no fuera por el avance de esa tecnología.
“Las lámparas led son fuentes de luz flexibles, con varias aplicaciones en el campo de la iluminación. Pueden producir millones de colores y variar la gama o la intensidad según se necesite. (...). La posibilidad de controlar el color de la luz también hace que las lámparas led puedan reproducir la alternación natural del día y la noche, siguiendo nuestro reloj biológico. Cultivar en invernaderos iluminados artificialmente es, gracias a esto, una realidad”, manifestó la Academia Sueca.
Al llevar la tecnología led al piso de abajo del espectro, el diodo azul ayudó al subsecuente desarrollo del led ultravioleta, el cual es hoy empleado para esterilizar agua contaminada en zonas apartadas de África y de América Latina.
La Academia considera que la tecnología led será de enorme impacto para elevar la calidad de vida de más de 1.500 millones de personas que carecen de acceso a redes eléctricas y que pueden aprovechar el bajo consumo de las lámparas led para crear sistemas de iluminación alimentados con energía solar.
Nada de eso es consuelo para Holonyak, el inventor del led original, que a sus 85 años no solo no ganó un Nobel por su invento, sino que fue testigo de cómo otros lo reciben por crear uno mejor... y en un bonito tono de azul.
Lámparas led: y la luz se hizo
Antes, para obtener 1.200 lúmenes, una iluminación adecuada para una sala o una habitación, se necesitaban 75 vatios con las bombillas clásicas, mientras que ahora la tecnología led reduce el consumo hasta los 6 vatios.
La eficiencia de las lámparas led no hace sino aumentar. El récord más reciente supera los 300 lúmenes por vatio.
“Las bombillas de luz incandescente iluminaron el siglo XX. El siglo XXI será iluminado por las lámparas led”, expresó la Real Academia de las Ciencias Sueca, en un comunicado, luego de revelar el fallo.
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