7.000 empleos en toda Europa están amenazados por la normativa europea que impone la desaparición de las bombillas eco-halógenas en 2016, según el diario francés ‘Les Echos’.
A partir del 1 de enero de 2016 ya no se podrá comercializar la iluminación con etiqueta energética “C”. Por eso podría desaparecer la bombilla eco-halógena, más eficiente que la incandescente pero más barata que una LED o un fluorescente.
La mitad de las bombillas que se venden en Francia son de este tipo. La industria ya ha absorbido el cambio que supuso desestimar la iluminación “con filamentos”.
Los fabricantes franceses han solicitado que la implantación de este tipo de bombillas se aplace cuatro años. "La fecha de 2016 está demasiado próxima”, defiende el secretario general de iluminación de Europa, Jürgen Sturm.
Esta solicitud es compartida por la mayoría de los Estados miembros. Francia solicitó un aplazamiento a 2018, Alemania para 2020.
La Comisión Europea ha aplazado hasta finales de este año debatir el problema en la cámara. “Esperamos retomar el tema tras el verano, como muy tarde a final de año", ha asegurado Jürgen Sturm.
Un informe presentado a finales de 2013 por Vito finales en Bruselas determinó que el final de estas bombillas supondría la pérdida de entre 4.165 y 4.350 puestos de trabajo directos. Teniendo en cuenta los empleos indirectos, el impacto social sería de 7000.
Para hacer frente a este desafío, la iluminación industrial optó en un primer momento por comercializar bombillas eco-halógenas de categoría B. Una categoría que no se iba a ver afectada por la regulación de 2016.
La otra solución pasó por convertirse al LED. Pero iniciativas de este tipo todavía no han cuajado
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