Un estudio muestra la correlación entre la intensidad lumínica de las regiones del planeta y el origen de los gobernantes. En especial en África y Asia, los líderes tienden a favorecer a sus lugares de origen.
El único mérito de la pequeña localidad de Gbadolite para salir en laWikipedia es que allí nació Mobutu Sese Seko. Prototipo del caudillo africano, mitad dictador mitad cacique, gobernó el Congo belga (hoy República Democrática del Congo) durante 32 años. Le cambió el nombre al país por el de Zaire. Su discurso africanista era una pose que escondía fuertes conexiones con las potencias occidentales. Entre sus delirios de grandeza está el de organizar en 1974 el mítico combate de boxeo entre George Foreman, el entonces campeón del mundo de los pesos pesados, contra el anterior campeón, Muhammad Ali, en Kinshasa. Mientras mandó, a Gbadolite llegó la electricidad hasta iluminar las noches del cielo africano. Hoy, los satélites más sofisticados apenas pueden localizarla por la noche.
Este es el ejemplo más extremo de un estudio que intenta relacionar el fulgor de las regiones del mundo con el caciquismo. Usando datos de la red de satélites meteorológicos de Estados Unidos, un grupo de investigadores ha revisado la intensidad de la iluminación nocturna de 38.422 regiones administrativas de más de un centenar de países buscando más gbadolites. Han comprobado que aquellas regiones que tuvieron la suerte de ver nacer a los líderes políticos lucen más.
Hace dos años, un estudio publicado en la American Economic Review mostró la correlación existente entre iluminación nocturna y Producto Interior Bruto (PIB). Recurrieron a esas bonitas imágenes de la NASA del planeta por la noche, con sus zonas urbanas iluminadas y las grandes manchas de oscuridad en los países menos desarrollados, para demostrar que los más iluminados eran también los más desarrollados. Más ciudades, más industrias y más calles y carreteras necesitan de más farolas y bombillas, así de simple.
Pero lo que han hecho ahora los científicos es buscar una conexión entre el lugar de nacimiento de un líder político y la iluminación de su región de origen. Su hipótesis es la siguiente: ¿las regiones tienen más luz cuando el que gobierna el país ha nacido en ellas? Para los investigadores, esto podría servir como indicativo de lo que llaman favoritismo regional como el que Mobutu tenía con su terruño.
“Nuestros resultados sugieren que ser el lugar de nacimiento del líder aumenta la intensidad de la iluminación nocturna y el PIB alrededor del 4% y el 1% respectivamente”, dice Paul Raschky, investigador del Centro para el Desarrollo Económico y la Sostenibilidadde la Universidad Monash de Australia y coautor del estudio, recién publicado en The Quarterly Journal of Economics. Esos porcentajes son los valores medios para todas las regiones del mundo. Pero en determinados lugares, las cifras se multiplican por diez.
Para poder analizar la luminosidad del planeta, usaron los satélites meteorológicos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que orbitan la Tierra 14 veces al día. La Agencia Meteorológica estadounidense (NOAA) usa sus datos para establecer la intensidad lumínica con una resolución de hasta un kilómetro cuadrado. Los investigadores crearon así una escala de intensidad desde el cero, la oscuridad absoluta, hasta el 63, propio de concentraciones de luz nocturna como las que se pueden ver en la costa este de Estados Unidos o en el eje París-Berlín.
La gran ventaja que ofrecen las luces de la noche es que permiten análisis por debajo del nivel de país, llegando si uno quisiera hasta el nivel local. Su única limitación es que sólo han encontrado datos fiables desde 1992.
De forma paralela, echaron mano de todo tipo de fuentes para establecer el lugar de nacimiento de todos los gobernantes de los 126 países que incluía su estudio entre 1992 y 2009. Y cruzaron los datos. Comprobaron que, de media, las regiones que habían dado un gobernante a determinado país en esas fechas tenían un aumento de luminosidad del 3,9%. Este fenómeno de favoritismo regional es particularmente pronunciado en el África subsahariana, con incrementos de más del 30%, seguida de muchas naciones de Asia. La relación es mucho menor, a veces inexistente, en Europa, América u Oceanía.
De hecho, el estudio muestra una correlación con dos indicadores claves de desarrollo. Los investigadores introdujeron en su análisis la educación (medida como años de escolarización) y la institucionalización de la política (existencia de elecciones libres periódicas) y vieron que allí donde había peores niveles educativos e instituciones políticas más débiles, las regiones del líder lucían más cada noche.
Afinando aún más su estudio, los investigadores obtuvieron las coordenadas geográficas de la localidad donde nació cada líder. Comprobaron que, mientras estuvo en el poder, la iluminación aumentó en un radio de cinco kilómetros a la redonda de su hogar. Pero el pico de luz se extendía por toda la unidad administrativa (ya fuera comarca, provincia o condado) y, en menor medida, la región entera.
Luces efímeras
Sin embargo, existe la posibilidad de que causa y efecto se inviertan. Determinadas regiones, las más desarrolladas o que incluyen a la capital o las ciudades más importantes del país, pueden tener más oportunidades de parir al líder y estar bien iluminadas antes de que llegue. Sin embargo, los investigadores controlaron este efecto y, por otro lado, midieron los cambios de luminosidad de cada región y sus vecinas antes, durante y después de la llegada al poder de determinado personaje.
“No hay una diferencia estadística significativa entre aquellas regiones antes de que el líder llegue al poder”, asegura Raschky. “Aún más interesante, en los primeros años en el poder, el grado de iluminación en la región del líder es muy similar al de las otras regiones. Sólo después de unos años, el efecto líder se concreta en más intensidad lumínica”, añade. Hay otro fenómeno que refuerza la validez de su análisis. En muchos países, la iluminación crece y crece durante años mientras que en otros se produce un bajón entre el undécimo y el duodécimo año. Esto último tiende a suceder en aquellas naciones que limitan las ocasiones que una misma persona se puede presentar a las elecciones.
Pero la conclusión más reveladora de este trabajo es que, una vez que el líder deja el poder, su región vuelve a la oscuridad. “Lo que demuestra que el efecto no es muy sostenible”, comenta Raschky. Un razón del apagón es que , aunque se produce un aumento temporal del PIB en la región del líder, la mayor parte del dinero que el líder desvía a su tierra se dedica al consumo. “Una vez que los fondos se agotan, el consumo se acaba. Además, puede que las infraestructuras y otros activos se construyan, se usen y se mantengan pero, una vez que el líder está fuera del poder, no hay más fondos que los hagan funcionar y caen”, añade.
Cuando Mobutu fue desalojado del poder por las milicias de Laurent Kabila (el que le cambió a Zaire su nombre por el de República Democrática del Congo) en 1997, las luces de Gbadolite empezaron a apagarse hasta que hoy los satélites apenas pueden ver su luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario