La iluminación arquitectónica se está erigiendo como una nueva disciplina al servicio de la comunidad, que no sólo realza la belleza natural de determinados espacios, sino que les imprime más características y valores, como seguridad, señalización, separación de espacios... en todo ello, debe primar el ahorro energético, a cuyo servicio están las nuevas tecnologías. Entre ellas, los LED y los sistemas de control remoto o telegestión. En su puesta en práctica, arquitectos y diseñadores tienen la posibilidad de dar rienda suelta a su creatividad.
¿Qué es la luz?, según define la Real Academia Española de la Lengua, ésta es un agente físico que hace visibles los objetos. A su vez, puede ser natural o artificial. Pero, y la iluminación, ¿qué es?, según la misma fuente, bien puede ser la acción y efecto de iluminar o el conjunto de luces que hay en un lugar para iluminarlo.
Acepción, esta última, que se convierte en el punto de partida de la iluminación arquitectónica, que no es sino “un conjunto de técnicas de tratamiento de la luz orientadas a iluminar espacios arquitectónicos interiores o exteriores”, tal y como detalla Cristina Isanta, responsable de Iluminación Arquitectónica de Philips Lighting Ibérica. Y es que, como expone Josep Masbernat, Director Técnico de iGuzzini Illuminazione España, “todo lo que vemos, lo vemos a través de la luz, a través del sentido de la vista.Las percepciones y sensaciones que experimentamos son a través de nuestros sentidos. De este razonamiento deriva la importancia de la luz y las propiedades que aporta al espacio, que son las que se relacionan con las sensaciones del observador”.
Una actividad que, dada su reciente aparición, tiene una gran proyección y que, como consecuencia, ha dado origen a la aparición de una nueva profesión, la del Diseñador de Iluminación, para cuya ‘defensa’ surgió, hace unos años, la Asociación Profesional de Diseñadores de Iluminación (APDI). Una actividad en la que juegan un papel muy importante tanto los agentes sociales y empresas privadas, como demandantes de la misma, para dotar de visibilidad y belleza a diferentes entornos; como arquitectos y diseñadores, que son quienes realizan el planteamiento y ejecutan el proyecto; las industrias suministradoras de luminarias y elementos de iluminación y, por último, los usuarios que, en última instancia, son los que disfrutan con la creación de los anteriores.
No obstante, la iluminación arquitectónica, matiza Leticia de Pablos, desde el departamento de Marketing de Osram, debe llamar la atención, pero no quitar protagonismo al propio edificio. Si bien, su utilidad, concreta Enric Mira, Sales Manager Spain & Portugal de Lutron Electronics, debe permitir “crear o resaltar espacios en los edificios, o realzar determinados aspectos o elementos arquitectónicos de la construcción”. Igualmente, añade “ofrece la posibilidad de crear y cambiar escenas lumínicas, ya sea en el interior o en el exterior del edificio, en función de la finalidad de uso que se busque”.
Mientras, Josep Masbernat entiende por iluminación arquitectónica “la que está relacionada con la percepción de los ambientes de una manera global, es decir, no atendiendo exclusivamente a conceptos funcionales de visibilidad”. Por tanto, la iluminación arquitectónica, apunta Cristina Isanta, “juega un papel clave en su contexto, ya que es capaz de modificar de un modo substancial la percepción que el visitante o usuario del espacio arquitectónico pueda formarse de éste”. Una percepción que surge a raíz de la recreación de un ambiente y que, en opinión de Leticia de Pablos “es el vehículo a través del cual la arquitectura toma vida en la noche”. Pero es mucho más que el simple, e importante, hecho de embellecer un edificio o escenario.
Por ello, Enric Mira concreta que, en los edificios en los que se implanta una solución de iluminación arquitectónica, ésta sirve para “delimitar espacios, enfatizar zonas y crear ambientes diferentes según las necesidades de cada usuario. Permite, por tanto, marcar recorridos, destacar ubicaciones o generar intensidades lumínicas diferentes para situaciones diversas. De esta forma, se puede modificar un entorno sin necesidad de muebles, separadores, señalizaciones u otros elementos. Además, también puede crear sensaciones estéticamente agradables, lo que mejora el confort de sus usuarios. También ayuda a optimizar la iluminación y el gasto económico y energético. E incluso puede llegar a aumentar el valor de un edificio gracias a esta capacidad de ahorro”