Atención

Si deja sus datos, podrá recibir en su correo un newsletter quincenal con más noticias de luminotecnia específicas y relevantes.
Además, podrán solicitar temas

viernes, 2 de diciembre de 2016

Los delincuentes también necesitan iluminación

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/los-delincuentes-tambien-necesitan-iluminacion

Varios estudios aseguran que el alumbrado no previene los delitos.

Uno de los pilares de la política de seguridad de los gobiernos locales es el alumbrado público. Y, para ser sinceros, muchos vecinos lo entienden así. Sucede que la oscuridad da miedo porque heredamos ese instinto de cuando nuestros ancestros homínidos eran presas de depredadores nocturnos.

Sigmund Freud, a su vez, afirmaba que el miedo a la oscuridad se debe a la ansiedad que de niños nos genera la separación de nuestros padres.

Dicho en términos más prosaicos, parece que el alumbrado público reduce la “sensación de inseguridad”.

De todas formas, la mayoría de los delitos ocurren de día, porque los delincuentes necesitan la luz para cometer sus fechorías.

En 2013, hubo 1,4 millones de robos en domicilios en Estados Unidos, según datos del FBI. El 53 por ciento ocurrió de día y sólo el 27,7 por ciento fue efectuado en horario nocturno (en el resto de los casos, no se consignó el momento del día). Es lógico, porque en el día la gente no está en sus casas.

En 2015, Rebecca Steinbach, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, publicó un trabajo en la Revista de Epidemiología y Salud Comunitaria en el que demuestra que el alumbrado público no previene los crímenes ni los siniestros viales.

Para ello, utilizó datos de accidentes y delitos de 62 municipios de Inglaterra y de Gales donde, por políticas ambientales o de ahorro, las autoridades habían decidido atenuar las luminarias.

“Las autoridades locales pueden reducir de manera segura el alumbrado público ahorrando costos y energía sin afectar negativamente las colisiones de tránsito ni el crimen”, concluye el trabajo.

“La mala iluminación al aire libre puede disminuir la seguridad haciendo que las víctimas y sus propiedades sean más fáciles de ver”, aseguran desde la Asociación Internacional Cielos Oscuros (IDA).

La ONG combate la contaminación lumínica con el objetivo de lograr cielos más oscuros, para poder ver las estrellas. No son románticos, sino astrónomos.

En 1998, el Departamento de Justicia de Illinois (Estados Unidos) decidió medir cuánto había bajado la criminalidad gracias a una política de mejora en el alumbrado público implementada en Chicago.

El problema fue que los delitos en las zonas con mejoras en la iluminación aumentaron respecto del período anterior y en comparación con otro sector de la ciudad que no recibió luminarias más potentes.

Hilando más fino, la iluminación excesiva que genera resplandor ayuda a los ladrones. Expertos explican que la luz provoca un fuerte contraste con la noche, por lo que somos ciegos para lo que ocurre más allá del sector iluminado. Y nuestros ojos tardan 40 minutos en recuperar esta visión nocturna.

Aun más, la iluminación nocturna puede ser peligrosa para la salud visual de las personas, según la Asociación de Medicina de Estados Unidos.

Además, el alumbrado público es el responsable del tres por ciento del consumo eléctrico en el país. Reducir su uso bajaría nuestra huella de carbono responsable del cambio climático.

Es difícil luchar contra nuestros instintos más ancestrales y contra el sentido común, el manantial del que beben nuestros políticos. La ciencia se encarga de derribar ese sentido común, aunque sea con objetivos tan románticos como volver a ver las estrellas desde nuestra vereda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario