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Seguridad eléctrica total: cómo eliminar el riesgo de electrocución en alumbrado exterior
La seguridad eléctrica en el alumbrado público sigue siendo una preocupación real. Cada año se registran casos de electrocución provocados por puntos de luz defectuosos, con derivaciones internas o partes metálicas expuestas. Estos incidentes afectan a técnicos de mantenimiento, viandantes, animales —especialmente perros— y, en particular, niños que juegan en contacto directo con las farolas en parques y calles.
Prevenir estas situaciones exige un enfoque estructural: materiales no conductores, diseños sin partes metálicas accesibles y una rigidez dieléctrica muy superior a la mínima exigida por normativa.
Clase II: normativa y límites
La norma internacional IEC 60598-1 establece varios niveles de aislamiento eléctrico. El más extendido en alumbrado público es el Clase II, que requiere un doble aislamiento sin necesidad de conexión a tierra. Para certificar un producto en esta categoría, se exige una rigidez dieléctrica mínima de 3000 voltios.
¿Qué es la rigidez dieléctrica?
Es la capacidad de un material para resistir el paso de corriente eléctrica sin convertirse en conductor. Cuanto mayor es este valor, mayor protección ofrece frente a descargas accidentales, incluso si hay una derivación en el sistema.
Aunque la Clase II ya implica un nivel elevado de seguridad, su efectividad en el tiempo depende del diseño del conjunto y de los materiales utilizados. Si el aislamiento se degrada o si partes metálicas quedan accesibles, el riesgo de electrocución reaparece.
Aislamiento estructural: más allá del cumplimiento
Algunas soluciones han superado las limitaciones de la normativa, apostando por un aislamiento estructural completo. Es decir, no solo se protegen componentes internos, sino que toda la envolvente del punto de luz es no conductora, desde la luminaria hasta la base.
Este enfoque emplea polímeros técnicos de ingeniería como material principal, con una rigidez dieléctrica superior a 22 000 voltios, es decir, más de siete veces lo requerido por la normativa. Esta seguridad reforzada elimina por completo la posibilidad de descarga, sin depender de la conexión a tierra ni del mantenimiento preventivo.
La columna: el punto crítico de contacto
La columna o poste de alumbrado es el elemento más propenso al contacto físico. A diferencia de la luminaria, que está en altura, la columna se encuentra al alcance de la mano de cualquiera que pase, se apoye o juegue cerca. Es especialmente frecuente que los niños interactúen con las farolas durante el juego, sin que nadie lo perciba como un riesgo.
También es habitual que los perros, durante el paseo, entren en contacto directo con la base de las columnas, especialmente si orinan sobre ellas o las olfatean. En este contexto, cualquier defecto de aislamiento puede convertirse en un incidente grave.
Tubo Sinérgico®: aislamiento permanente sin mantenimiento
Para eliminar este riesgo de raíz, existen soluciones como el Tubo Sinérgico®, una estructura híbrida formada por un núcleo metálico recubierto de polímero técnico S7, completamente aislante e inmune a la corrosión.
Este recubrimiento garantiza que toda la superficie accesible del poste sea segura al tacto, incluso bajo lluvia, salinidad, radiación UV o contaminación ambiental. A diferencia de otros sistemas, no requiere pintura, inspecciones ni tratamientos superficiales: el aislamiento está integrado en el propio material estructural.
Seguridad que se ve
Un beneficio adicional de los sistemas estructuralmente aislados es su seguridad visible: al no tener partes metálicas expuestas, transmiten visualmente que se trata de elementos seguros. Esto facilita el trabajo de técnicos e instaladores, y reduce el riesgo de manipulaciones indebidas.
Además, cuando un municipio elige este tipo de solución, demuestra un compromiso real con la protección de las personas y del entorno, más allá del simple cumplimiento normativo.
Seguridad para todos: personas, animales y niños
Evitar la electrocución no es solo una medida técnica: es una cuestión de responsabilidad pública. Tocar una farola nunca debería implicar riesgo, y mucho menos para quienes no pueden preverlo: niños jugando, peatones distraídos o mascotas en contacto con la base del poste.
Como explica Guillermo Redrado, vicepresidente de operaciones de ATP Iluminación:
«Que una farola electrocute a una persona o a un perro es una realidad inconcebible para ATP Iluminación. Por eso apostamos por materiales estructuralmente aislantes y un diseño que elimine por completo ese riesgo, sin depender del mantenimiento o de la puesta a tierra.»
Por qué la seguridad eléctrica debe ser el primer criterio de decisión
Seleccionar una solución de alumbrado exterior implica evaluar múltiples factores. Pero ninguno tiene sentido si no se garantiza antes la seguridad. Un sistema estructuralmente aislado elimina el riesgo de raíz, simplifica la instalación, reduce las intervenciones y protege a toda la comunidad: personas, animales y niños.