Fuente: https://fadeu.uc.cl/2025/08/28/jan-blieske-en-lo-contador-la-oscuridad-es-tambien-parte-de-la-experiencia-visual/
Desde su experiencia en el diseño de iluminación aplicada a espacios patrimoniales, el profesor de Diseño de Iluminación y Arquitectura de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Wismar, Jan Blieske, ofreció una charla magistral en el campus Lo Contador UC bajo el título ¿Cuánto es suficiente?
En la instancia, organizada por el Magíster en Diseño Avanzado (MADA) de la escuela de Diseño -y en particular por el profesor a cargo de la Mención en Iluminación, Douglas Leonard-, Blieske explicó cómo intervenir con luz en entornos culturalmente sensibles sin comprometer los límites planetarios, en una charla que transitó entre la eficiencia energética, la presentación del valor patrimonial, la percepción espacial y los desafíos del diseño responsable frente al cambio climático.
Blieske advierte que se debe tener cuidado con las interpretaciones personales en materia de iluminación. “La iluminación patrimonial debe responder al estudio y comprensión de aquello que quieres iluminar”, dice, además de agregar que se niega a los patrones generales, como sería, por ejemplo, tener el mismo sistema de iluminación para un castillo, una acuarela, un papiro u otro objeto. “Cada uno merece un estudio y comprensión particular”, recalca.
¿Cómo entiendes el papel de la iluminación en la conservación y puesta en valor del patrimonio arquitectónico, equilibrando la visibilidad con la preservación de materiales sensibles?
JB: Lo que yo propongo normalmente es reducir los tiempos de exposición a la luz, mostrando los espacios u objetos de manera normal, no sobre iluminada, respetando también la oscuridad y la sombra. Por ejemplo, cuando muestras escritos en papel es muy complicado, porque el papel es muy sensible a la luz, por lo que la exposición al público debe ser acotada y no extendida en el tiempo, y sobre todo usando un tipo de iluminación que respete su esencia y que no sea dañino.
Más que normas o reglas generales, la iluminación patrimonial debe responder al estudio y comprensión de aquello que quieres iluminar, que muchas veces debe estar guardado y solo ser expuesto puntualmente para que las personas lo observen para luego volver a estar bajo sombra. Cada objeto o lugar merece su propia comprensión y responderá a lógicas particulares.
Siempre es difícil. Hay, por ejemplo, pinturas que son preservadas detrás de cortinas, que solo se abren durante una presentación específica cuando hay visitas para luego volver a cerrarse.
Yo me niego a los patrones generales para todo, como sería, por ejemplo, tener el mismo sistema de iluminación para un castillo, una acuarela, un papiro u otro objeto. Cada uno merece un estudio y comprensión particular.
¿Qué criterios técnicos y estéticos consideras esenciales al diseñar una iluminación patrimonial que respete la autenticidad histórica y, al mismo tiempo, mejore la experiencia del visitante?
JB: Primero debemos plantearnos qué es una bonita exposición. A mí lo que más me importa es estudiar cómo estaba pensado el edificio o el objeto en su origen. Yo creo que hay que respetar la oscuridad también, porque para mí no hace mucho sentido iluminar todos y cada uno de los detalles de una obra para que sean visualmente accesibles… ¿para qué? ¿Por qué todo debe ser visualmente accesible?
Para mí es mucho más importante respetar las condiciones de uso original de un edificio, construcción u objeto, entendiendo que algunos detalles quedaban iluminados y otros en sombra, y por eso me siento bastante libre de decidir no iluminarlo todo. La oscuridad es también parte de la experiencia visual.
¿Es como cuando se dice que el silencio también es música?
JB: Claro, exactamente. Hay ahí un argumento muy importante pero igualmente riesgoso, porque la música es objeto de interpretación, y nosotros como diseñadores de iluminación también interpretamos, pero en el caso del patrimonio, más allá de la interpretación, debe haber un trabajo basado en la ciencia y en el conocimiento de la obra, o del inmueble o del objeto. Ello requiere un levantamiento muy detallado del objeto de estudio para levantar el máximo de conocimiento al respecto para tomar decisiones de iluminación basados en la ciencia y el conocimiento, respetando su originalidad y no imponiendo nuestros gustos o preferencias lumínicas. Por ello el ejemplo de la música es interesante pero, a la vez, riesgoso, porque, por ejemplo, una misma obra de Bach puede ser interpretada de muchas maneras distintas, pero en cada interpretación se corre siempre el riesgo de que se pierda la identidad de la obra original.
Por eso, a la hora de iluminar debe haber menos espacio a la interpretación y más espacio a la comprensión de las condiciones y contextos originales de aquello que queremos iluminar. Tanto es así que yo siempre digo: si no sabemos, pues no lo hagamos, en el sentido de que, si no estamos seguros de respetar las condiciones originales de un objeto o de aquello que queremos iluminar para su adecuada iluminación, es mejor no aventurarse a las interpretaciones o a la imposición de nuestro propio gusto.
¿Cómo se integran la sostenibilidad y la innovación tecnológica -como LEDs avanzados, controles inteligentes o sistemas de bajo impacto- en proyectos de iluminación patrimonial sin alterar la atmósfera original de los espacios?
JB: La tecnología que tenemos hoy es más o menos sostenible. El gasto en energía para iluminación es bastante bajo, y a lo largo del tiempo está aumentando el monto de energía renovable en nuestras redes de electricidad.
La huella de impacto en todos los límites planetarios dependerá de que siempre nos preguntemos realmente cuánto necesitamos… ¿necesitamos tanto realmente? Y no lo digo solo en el campo del patrimonio, sino para el diseño de la iluminación en general.
Por eso digo que también hay valor en la oscuridad, por ejemplo. El abuso en el uso de tanta iluminación puede terminar siendo contraproducente.
En proyectos patrimoniales, ¿qué importancia tiene la colaboración interdisciplinaria con arquitectos, historiadores, ingenieros y otros profesionales para lograr soluciones lumínicas coherentes y respetuosas?
JB: Esto solo funciona si trabajamos en equipo, no hay otra forma. Se requiere necesariamente siempre un trabajo conjunto con todos los expertos y expertas en restauración, arquitectura, ingeniería, conservación, historia y otros. Si yo no tengo acceso al conocimiento del otro, respecto de muchos detalles, es difícil tomar decisiones sobre la iluminación.
Se requiere necesariamente la expertise de todos y todas para tomar decisiones adecuadas para la iluminación en patrimonio. Por ejemplo, podemos tener muchos avances tecnológicos y disponer de la más alta tecnología, pero si no entendemos la historia del objeto o del inmueble, su identidad, su significancia, no podremos tomar decisiones adecuadas que respeten su condición original.
Desde tu rol académico, ¿qué desafíos y oportunidades identificas hoy en la formación de diseñadores especializados en iluminación patrimonial, y qué avances futuros consideras más prometedores en este campo?
JB: Tal como los arquitectos, los diseñadores de iluminación tienden a imprimir una huella personal, en materia de interpretación, respecto de cómo tiene que verse la iluminación de un espacio. Siempre estamos, por tanto, promoviendo una interpretación personal de los espacios para que se vea espectacular. Ello impide desarrollar una iluminación apropiada.
El desafío para mí es detenernos antes: dar un paso atrás y pensar que no se trata necesariamente de lo que yo quiero mostrar, sino de mostrar la identidad como es, respetando la historia, entendiendo cómo y para qué fue creado y por qué existe aquello que requerimos iluminar.
El desafío más grande en la enseñanza académica en este campo es tratar de volver a las bases del conocimiento sobre el inmueble o el objeto y no interpretarlo ni sobre interpretarlo.
Tan importante como entender y formarse en las nuevas tecnologías es también saber entender cuál es el verdadero significado de aquello que queremos iluminar, para estar siempre lejos de imponer nuestra interpretación personal.