Fuente: ATP SA
La contemplación de la naturaleza ha sido una constante humana, y observar las estrellas sigue representando una profunda búsqueda de respuestas tanto filosóficas como científicas. Actualmente, un número creciente de municipios apartados de los grandes núcleos urbanos están encontrando en el turismo astronómico o astroturismo una vía ecológica para reactivar su economía y aprovechar su emplazamiento.
Esta actividad consiste en visitar regiones alejadas de las grandes fuentes de contaminación lumínica para poder disfrutar de los cielos oscuros y la observación de cuerpos celestes. Para los pueblos que desean ofrecer posibilidades de turismo astronómico, resulta esencial contar con un proyecto de alumbrado exterior a medida que ofrezca seguridad y comodidad, y garantice, a la vez, la oscuridad del cielo nocturno.
Radiancia espectral: un concepto clave
Las temperaturas de color frías en iluminación (superiores a 3000 K) tienden a generar más contaminación lumínica a causa de su mayor proporción de luz azul, que se dispersa más fácilmente en la atmósfera.
Por otro lado, las temperaturas de color cálidas (inferiores a 2700 K), suelen tener un componente menor de azules y más tonos rojos y anaranjados, que se propagan más dificultosamente y generan menos contaminación lumínica.
Para saber exactamente qué porcentaje de azules emite una fuente de luz, es necesario consultar sus datos de radiancia espectral en longitudes de onda corta (por debajo de 500 – 440 nm esto es, azules).
Dos luminarias de distintos fabricantes con la misma temperatura de color cálida pueden tener diferentes cantidades de azul en su radiancia espectral, por lo que conviene siempre verificar que este dato sea lo más bajo posible.
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