Fuente: https://www.latercera.com/que-pasa/noticia/protocolo-para-evitar-contaminacion-luminica-en-zonas-de-observacion-astronomica/717020/
El MOP plantea que la concesionaria de la Ruta 5, en el tramo La Serena-Vallenar, debe tener nueva iluminación que no afecte la investigación científica de los cielos nocturnos.
Un recambio de las luminarias a lo largo de 280 kilómetros de la Ruta 5 Norte, tiene previsto anunciar durante la jornada del eclipse solar el Ministerio de Obras Públicas (MOP) y la Oficina de Protección de Calidad de los Cielos, que reúne a los principales observatorios astronómicos del país.
Para ello, ese día, el MOP, la concesionaria y los centros astronómicos, firmarán un protocolo que contempla la instalación de 4.500 nuevos dispositivos entre Vallenar, en la Región de Atacama, y La Serena, capital de Coquimbo.
Pedro Sanhueza, representante de la Oficina de Protección de Calidad de los Cielos, que reúne a los principales centros de investigación en la materia, explicó que la medida se toma para dar cumplimiento a la norma lumínica. “Se protege la actividad astronómica, pero también la salud de las personas y el medio ambiente”, dice.
Afirma que la idea es que los focos que emiten luz de color azul (invisible el ojo humano) sean reemplazados por dispositivos que tengan un filtro de tonalidad ambar, la que permiten la observación astronómica de manera adecuada.
Los productos serán financiados por la concesionaria de la Ruta 5, la cartera de Obras Públicas y los observatorios, el que involucra un monto aproximado de $1.700 millones.
Además, las luminarias deberán ser instaladas de modo que enfoquen hacia abajo y no en dirección frontal o hacia arriba.
Ciudades
Claudio Melo, representante del Observatorio Europeo Austral (ESO), que reúne a los centros de investigación Paranal y La Silla, sostiene que la regulación de esta materia es urgente, pues “las ciudades y las industrias se expanden, por lo que cada vez hay mayor iluminación cerca de los observatorios, lo que genera una contaminación que pueda salir de control”.
Agrega que la actividad científica se ve perjudicada por el uso de estos dispositivos, pues disminuyen el contraste, lo que afecta la calidad de las imágenes captadas del universo. Así, por ejemplo, una galaxia se puede apreciar mejor cuando el fondo de la imagen es negro, nitidez que se pierde cuando llega luz de tonalidad azul.
Melo agregó que la iluminación en Coquimbo y La Serena afectan la observación en La Silla, en Coquimbo, como también la emanada de Antofagasta y de industrias mineras hacia el sector de Paranal, que se ubica a 120 kilómetros.
Respecto al protocolo para la instalación del equipamiento en la Ruta 5, el subsecretario de Obras Públicas, Lucas Palacios, afirmó que el “acuerdo implicaría el financiamiento conjunto entre las concesionarias y los centros de observación, todo lo cual estamos viabilizando a través de las gestiones del ministerio”. Añadió que las autopistas deben tener luminarias LED con filtro para “favorecer la observación astronómica y así preservar el valor científico, cultural y estratégico de la calidad del cielo nocturno del norte”.
Atención
Si deja sus datos, podrá recibir en su correo un newsletter quincenal con más noticias de luminotecnia específicas y relevantes.
Además, podrán solicitar temas
viernes, 28 de junio de 2019
domingo, 23 de junio de 2019
Iluminación arquitectónica del patrimonio cultural, tema de la conferencia del especialista Gustavo Villanueva
Fuente: https://inba.gob.mx/prensa/12479/iluminacion-arquitectonica-del-patrimonio-cultural-tema-de-la-conferencia-del-especialista-gustavo-villanueva
Se realizará el jueves 27 de junio, a las 19:00 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes
Organiza la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble del INBAL
Luz fría, cálida, intensidad, color, materiales, texturas, contrastes, todos son aspectos a tomar en consideración cuando se trata de iluminación arquitectónica, tema que abordará el arquitecto Gustavo Villanueva en la conferencia que ofrecerá el jueves 27 de junio, a las 19:00 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Como parte de las actividades de la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble (DACPAI) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), el especialista dictará la ponencia Iluminación Arquitectónica. Intervención al Patrimonio Artístico Inmueble.
Gustavo Villanueva, egresado de la carrera de Arquitectura por la Universidad de Guadalajara, cursó en 2006 el segundo diplomado de Iluminación arquitectónica en la UNAM y en el año 2014 el posgrado en Diseño de iluminación en la Universidad de Cataluña.
El arquitecto Villanueva, quien desde hace 15 años se ha desempeñado profesionalmente en este ramo de la arquitectura, indicó que en la conferencia abordará el tema de la iluminación del patrimonio cultural en el ámbito urbano, en exteriores e interiores.
“Iluminar la fachada de un edificio nos lleva a plantear qué aspectos debemos considerar al momento de hacerlo. Es necesario realizar un análisis profundo del inmueble, su historia, su significado y el contexto en el que se ubica, para que por medio de conceptos como contraste, temperatura de color, materiales, elementos arquitectónicos a resaltar, se pueda valorar cada uno de ellos al momento de elaborar el proyecto de iluminación”.
Mencionó que existen varios proyectos de este tipo en el ámbito urbano, como ocurre en la Alcaldía de Iztapalapa, donde el objetivo del diseñador era que los habitantes se apropiaran del espacio y disfrutaran del mismo.
En el contexto urbano es necesario iluminar las calles, lo que permite no sólo dar luz al espacio, sino crear una sensación de seguridad, poder identificar rostros y evitar contrastes de oscuridad y luz que generen incertidumbre por no saber qué hay más allá.
Respecto a la iluminación en exteriores, señaló que hay que identificar qué concepto se quiere transmitir al iluminar un espacio. Lo principal es respetar el edificio y entenderlo en su totalidad.
Mencionó el proyecto del Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, en León, Guanajuato, de estilo neogótico, que si tuviera una mala iluminación podría dar la ilusión de que se trata de un espacio diferente.
“Hay que darle jerarquía a cada elemento del edificio que se va a iluminar, como es el caso de los vitrales, que no sólo deben lucir de día, sino también de noche. Asimismo, se deben tomar en cuenta los materiales, si es madera o piedra, porque con el uso de la tecnología se pueden crear luces muy potentes, pero quizá no sean las más indicadas para realzar los elementos que se pretenden.
“Al iluminar un inmueble catalogado como patrimonio artístico, es necesario sopesar cada elemento para así lograr tres objetivos fundamentales: una luz para iluminar, una luz para ver y una luz para sentir”.
En opinión de Gustavo Villanueva, todo proceso de iluminación requiere respetar el edificio, realzar los elementos arquitectónicos por medio de contrastes y poder contemplar las texturas, materiales y volúmenes.
“Una luz para ver implica evitar el deslumbramiento o brillo que puede provocar un efecto adverso en el observador. Y una luz para sentir significa provocar sensaciones y emociones generadas por el propio inmueble”.
Lograr esto sólo es posible con un trabajo profesional de los diseñadores de iluminación y el uso de la tecnología adecuada que permita alcanzar el resultado esperado en cada proyecto, concluyó el arquitecto.
Se realizará el jueves 27 de junio, a las 19:00 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes
Organiza la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble del INBAL
Luz fría, cálida, intensidad, color, materiales, texturas, contrastes, todos son aspectos a tomar en consideración cuando se trata de iluminación arquitectónica, tema que abordará el arquitecto Gustavo Villanueva en la conferencia que ofrecerá el jueves 27 de junio, a las 19:00 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Como parte de las actividades de la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble (DACPAI) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), el especialista dictará la ponencia Iluminación Arquitectónica. Intervención al Patrimonio Artístico Inmueble.
Gustavo Villanueva, egresado de la carrera de Arquitectura por la Universidad de Guadalajara, cursó en 2006 el segundo diplomado de Iluminación arquitectónica en la UNAM y en el año 2014 el posgrado en Diseño de iluminación en la Universidad de Cataluña.
El arquitecto Villanueva, quien desde hace 15 años se ha desempeñado profesionalmente en este ramo de la arquitectura, indicó que en la conferencia abordará el tema de la iluminación del patrimonio cultural en el ámbito urbano, en exteriores e interiores.
“Iluminar la fachada de un edificio nos lleva a plantear qué aspectos debemos considerar al momento de hacerlo. Es necesario realizar un análisis profundo del inmueble, su historia, su significado y el contexto en el que se ubica, para que por medio de conceptos como contraste, temperatura de color, materiales, elementos arquitectónicos a resaltar, se pueda valorar cada uno de ellos al momento de elaborar el proyecto de iluminación”.
Mencionó que existen varios proyectos de este tipo en el ámbito urbano, como ocurre en la Alcaldía de Iztapalapa, donde el objetivo del diseñador era que los habitantes se apropiaran del espacio y disfrutaran del mismo.
En el contexto urbano es necesario iluminar las calles, lo que permite no sólo dar luz al espacio, sino crear una sensación de seguridad, poder identificar rostros y evitar contrastes de oscuridad y luz que generen incertidumbre por no saber qué hay más allá.
Respecto a la iluminación en exteriores, señaló que hay que identificar qué concepto se quiere transmitir al iluminar un espacio. Lo principal es respetar el edificio y entenderlo en su totalidad.
Mencionó el proyecto del Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, en León, Guanajuato, de estilo neogótico, que si tuviera una mala iluminación podría dar la ilusión de que se trata de un espacio diferente.
“Hay que darle jerarquía a cada elemento del edificio que se va a iluminar, como es el caso de los vitrales, que no sólo deben lucir de día, sino también de noche. Asimismo, se deben tomar en cuenta los materiales, si es madera o piedra, porque con el uso de la tecnología se pueden crear luces muy potentes, pero quizá no sean las más indicadas para realzar los elementos que se pretenden.
“Al iluminar un inmueble catalogado como patrimonio artístico, es necesario sopesar cada elemento para así lograr tres objetivos fundamentales: una luz para iluminar, una luz para ver y una luz para sentir”.
En opinión de Gustavo Villanueva, todo proceso de iluminación requiere respetar el edificio, realzar los elementos arquitectónicos por medio de contrastes y poder contemplar las texturas, materiales y volúmenes.
“Una luz para ver implica evitar el deslumbramiento o brillo que puede provocar un efecto adverso en el observador. Y una luz para sentir significa provocar sensaciones y emociones generadas por el propio inmueble”.
Lograr esto sólo es posible con un trabajo profesional de los diseñadores de iluminación y el uso de la tecnología adecuada que permita alcanzar el resultado esperado en cada proyecto, concluyó el arquitecto.
Philips presentó sus lámparas que transmiten Internet
Fuente: https://www.elsol.com.ar/philips-presento-sus-lamparas-que-transmiten-internet
El fabricante de productos eléctricos planea masificar la tecnología Li-Fi, mediante la cual se entrega Internet a través de la luz.
Signify, la compañía anteriormente conocida como Philips Lighting que produce luces inteligentes con la marca Hue, ha anunciado una nueva gama de luces llamada “Truelifi” que transmiten Internet mediante la tecnología Li-Fi.
Son capaces de transmitir datos a dispositivos como computadoras a velocidades de hasta 150 Mbps utilizando ondas de luz, en lugar de las señales de radio utilizadas por 4G o Wi-Fi.
La gama de productos consistirá tanto en nuevas luces como en transceptores que se pueden adaptar a la iluminación existente.
La tecnología también se puede utilizar para conectar de forma inalámbrica dos puntos fijos con velocidades de datos de hasta 250 Mbps.
Signify, un proveedor líder de iluminación, está orientado inicialmente hacia mercados profesionales como edificios de oficinas y hospitales en lugar de hogares, donde tiene el potencial de llegar a un público mucho más amplio.
La tecnología Li-Fi ha existido durante años, pero hasta ahora no ha despegado.
La mayoría de los dispositivos conectados a Internet, como la notebooks y los teléfonos, necesitan un adaptador externo para recibir datos a través del sistema Li-Fi. Por esto es necesario conectar un accesorio USB al dispositivo para recibir una señal Li-Fi de los focos Truelifi.
En circunstancias adecuadas, el uso de la luz por parte de las Li-Fi en lugar de las señales de radio para transmitir datos tiene sus ventajas. Por ejemplo, se puede utilizar en áreas donde puede haber mucha interferencia de radiofrecuencia, o en lugares como hospitales donde la RF puede interferir con máquinas sensibles. Aunque las señales Li-Fi pueden bloquearse fácilmente, esta desventaja puede ser una ventaja para las aplicaciones de seguridad, ya que tiene mucho más control sobre el lugar donde se propaga la red.
El fabricante de productos eléctricos planea masificar la tecnología Li-Fi, mediante la cual se entrega Internet a través de la luz.
Signify, la compañía anteriormente conocida como Philips Lighting que produce luces inteligentes con la marca Hue, ha anunciado una nueva gama de luces llamada “Truelifi” que transmiten Internet mediante la tecnología Li-Fi.
Son capaces de transmitir datos a dispositivos como computadoras a velocidades de hasta 150 Mbps utilizando ondas de luz, en lugar de las señales de radio utilizadas por 4G o Wi-Fi.
La gama de productos consistirá tanto en nuevas luces como en transceptores que se pueden adaptar a la iluminación existente.
La tecnología también se puede utilizar para conectar de forma inalámbrica dos puntos fijos con velocidades de datos de hasta 250 Mbps.
Signify, un proveedor líder de iluminación, está orientado inicialmente hacia mercados profesionales como edificios de oficinas y hospitales en lugar de hogares, donde tiene el potencial de llegar a un público mucho más amplio.
La tecnología Li-Fi ha existido durante años, pero hasta ahora no ha despegado.
La mayoría de los dispositivos conectados a Internet, como la notebooks y los teléfonos, necesitan un adaptador externo para recibir datos a través del sistema Li-Fi. Por esto es necesario conectar un accesorio USB al dispositivo para recibir una señal Li-Fi de los focos Truelifi.
En circunstancias adecuadas, el uso de la luz por parte de las Li-Fi en lugar de las señales de radio para transmitir datos tiene sus ventajas. Por ejemplo, se puede utilizar en áreas donde puede haber mucha interferencia de radiofrecuencia, o en lugares como hospitales donde la RF puede interferir con máquinas sensibles. Aunque las señales Li-Fi pueden bloquearse fácilmente, esta desventaja puede ser una ventaja para las aplicaciones de seguridad, ya que tiene mucho más control sobre el lugar donde se propaga la red.
jueves, 6 de junio de 2019
miércoles, 5 de junio de 2019
5 motivos para proteger nuestro medio ambiente gracias a las luces LED
Fuente: https://www.diariorenovables.com/2019/05/motivos-medio-ambiente-luces-LED.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+diariorenovables%2FeuOv+%28Diariorenovables%29
Gentileza del Ing. Ricardo Berizzo (www.transporteelectrico.blogspot.com.ar)
Al contrario que hace unos años, las luces LED se han convertido en algo realmente habitual en la gran mayoría de casas. Muchísima gente las utiliza por múltiples motivos, pero lo cierto es que uno de los que más nos debería preocupar e interesar es el enorme beneficio que le supone al medio ambiente.
Las luces LED se utilizan para una gran cantidad de cosas, siendo muy destacadas las campanas LED para uso industrial.
En este artículo, vamos a hablar de cinco motivos que serán más que suficientes para decidirnos a usar la luz LED. Razones que harán que no dudemos en prestarle una ayuda al medio ambiente y, a la larga, a nosotros mismos.
1. Mayor eficiencia energética
En primer lugar, tenemos que hablar del consumo energético de las luces LED. Mientras que las luces tradicionales, como las incandescentes o las fluorescentes tienen un consumo energético exagerado, con las luces LED ahorramos una gran cantidad de energía.
El ahorro de energía es un asunto de importancia mundial, ya que las reservas de energías no renovables comienzan a agotarse. Por otra parte, la mayor parte de la energía LED (en torno al 95%) se presenta en forma de luz, y solo un 5% en forma de calor.
2. No son tóxicas
Las luces tradicionales tienen una gran cantidad de elementos tóxicos, que empeoran el medio ambiente, no solo durante su tiempo de uso, sino también una vez que acaban su vida útil. Uno de los elementos más tóxicos de las bombillas es el mercurio, que perjudica seriamente nuestra salud.
En contraparte, las luces LED no contienen ninguno de estos elementos tan tóxicos y son completamente respetuosas con nuestra salud.
3. Necesitaremos menos bombillas
Una luz LED ilumina mucho más y de forma más eficiente que una luz tradicional. Esto significa que para iluminar una habitación no será necesario tener tantas bombillas, y en una habitación mediana o pequeña siempre nos valdrá con una.
Debido a esto, el gasto energético será menor y esto tendrá un impacto positivo en el medio ambiente.
4. Duran mucho más
Sin duda una de las ventajas que más vamos a notar si usamos luces LED es que estas duran muchísimo más que las luces convencionales. Esto supondrá un menor gasto económico por nuestra parte, ya que tendremos que reemplazarlas con una menor frecuencia. Del mismo modo, también tendremos un menor gasto en facturas.
5. Tenemos una gran variedad de luces LED a nuestro alcance
Por si todas estas razones fueran poco, la realidad es que tenemos una enorme cantidad de opciones de luces LED a nuestro alcance, según nuestros intereses, presupuesto y necesidades.
Cada una de ellas con una potencia determinada y un gasto energético que, ya sea mayor o menor, siempre será tremendamente eficiente. Podremos elegir bombillas de luz más cálida o de una luz más fría y más brillante. Tenemos opciones para todos los gustos a un precio cada vez más económico.
Gentileza del Ing. Ricardo Berizzo (www.transporteelectrico.blogspot.com.ar)
Al contrario que hace unos años, las luces LED se han convertido en algo realmente habitual en la gran mayoría de casas. Muchísima gente las utiliza por múltiples motivos, pero lo cierto es que uno de los que más nos debería preocupar e interesar es el enorme beneficio que le supone al medio ambiente.
Las luces LED se utilizan para una gran cantidad de cosas, siendo muy destacadas las campanas LED para uso industrial.
En este artículo, vamos a hablar de cinco motivos que serán más que suficientes para decidirnos a usar la luz LED. Razones que harán que no dudemos en prestarle una ayuda al medio ambiente y, a la larga, a nosotros mismos.
1. Mayor eficiencia energética
En primer lugar, tenemos que hablar del consumo energético de las luces LED. Mientras que las luces tradicionales, como las incandescentes o las fluorescentes tienen un consumo energético exagerado, con las luces LED ahorramos una gran cantidad de energía.
El ahorro de energía es un asunto de importancia mundial, ya que las reservas de energías no renovables comienzan a agotarse. Por otra parte, la mayor parte de la energía LED (en torno al 95%) se presenta en forma de luz, y solo un 5% en forma de calor.
2. No son tóxicas
Las luces tradicionales tienen una gran cantidad de elementos tóxicos, que empeoran el medio ambiente, no solo durante su tiempo de uso, sino también una vez que acaban su vida útil. Uno de los elementos más tóxicos de las bombillas es el mercurio, que perjudica seriamente nuestra salud.
En contraparte, las luces LED no contienen ninguno de estos elementos tan tóxicos y son completamente respetuosas con nuestra salud.
3. Necesitaremos menos bombillas
Una luz LED ilumina mucho más y de forma más eficiente que una luz tradicional. Esto significa que para iluminar una habitación no será necesario tener tantas bombillas, y en una habitación mediana o pequeña siempre nos valdrá con una.
Debido a esto, el gasto energético será menor y esto tendrá un impacto positivo en el medio ambiente.
4. Duran mucho más
Sin duda una de las ventajas que más vamos a notar si usamos luces LED es que estas duran muchísimo más que las luces convencionales. Esto supondrá un menor gasto económico por nuestra parte, ya que tendremos que reemplazarlas con una menor frecuencia. Del mismo modo, también tendremos un menor gasto en facturas.
5. Tenemos una gran variedad de luces LED a nuestro alcance
Por si todas estas razones fueran poco, la realidad es que tenemos una enorme cantidad de opciones de luces LED a nuestro alcance, según nuestros intereses, presupuesto y necesidades.
Cada una de ellas con una potencia determinada y un gasto energético que, ya sea mayor o menor, siempre será tremendamente eficiente. Podremos elegir bombillas de luz más cálida o de una luz más fría y más brillante. Tenemos opciones para todos los gustos a un precio cada vez más económico.
sábado, 1 de junio de 2019
El alumbrado LED no ha reducido la contaminación lumínica
Fuente: https://www.ambientum.com/ambientum/energia/alumbrado-led-contaminacion-luminica.asp
El Premio Nobel de Física del año 2014 fue otorgado a los inventores de los diodos emisores de luz o LED (siglas de light-emitting diode). De acuerdo con el jurado de la Academia sueca, los premiados habían desarrollado una novedosa fuente de luz, eficiente energéticamente y compatible con el medio ambiente.
Lo cierto es que las lámparas led ya tenían una extraordinaria difusión en el mercado cuando se premió a sus descubridores. Y en los últimos años, a pesar de su alto precio, están sustituyendo a todas las bombillas que antes colgaban en las lámparas de nuestras casas, incluyendo las difícilmente reciclables y no tan duraderas como decían de “bajo consumo”. Esas que hace muy pocos años repartieron gratis desde el Ministerio de Industria español para que ahorráramos energía.
También triunfa el led en lo público. Estamos asistiendo a un rápido cambio de color en el alumbrado nocturno de ciudades y pueblos. Del amarillo-naranja de la lámpara de vapor de sodio al blanco brillante del led.
Pero los astrónomos han puesto el grito en el cielo (nunca mejor dicho): esa peculiaridad de los primeros ledes, el alto componente azul en su espectro de emisión, los convierte en grandes contaminadores lumínicos. Si bien consumen mucha menos energía que las bombillas incandescentes de Thomas Edison en el siglo XIX, la luz blanca brillante es gran enemiga de la observación del cielo.
Consecuencias para la biodiversidad
Los biólogos también han expuesto sus quejas: vale que los ledes sean más eficientes desde el punto de vista energético, lo cual puede aliviar la factura de la luz y reducir la generación de gases con efecto invernadero, pero la luz blanca con alto componente azul es la peor posible en términos de atracción —y desorientación— para insectos, aves, tortugas y otros grupos de animales.
Los cronobiólogos tampoco se muestran contentos. Los ritmos biológicos desarrollados por los organismos, que han evolucionado durante milenios con alternancias diarias entre periodos de luz y oscuridad, pueden sufrir disrupciones por la exposición a la luz blanca artificial. Y los humanos no somos ajenos a esto.
Pero vayamos por partes. Estamos hablando de contaminación lumínica y ni siquiera la hemos definido. No es otra cosa que la introducción de luz artificial, directa o reflejada, en el medio ambiente. Es un fenómeno que adquiere relevancia en el siglo XX con la iluminación eléctrica en las calles, como nos recordaba recientemente la ecóloga Rocío Fernández-Alés.
Antes, en el XIX, se quemaba gas en faroles y, antes de eso aceite, grasas animales o petróleo. Pero las noches eran esencialmente oscuras por el escaso alcance de esos puntos de luz. Ni que decir tiene que no había campos de deporte iluminados, resplandecientes polígonos industriales o rascacielos de cristal.
Pero la contaminación lumínica no ha dejado de aumentar a pesar de la revolución led. Un reciente estudio indica que las zonas iluminadas del planeta siguen aumentando su brillo de cielo un 2% anual en promedio.
La iluminación LED: ¿problema o solución?
El caso es que la lámpara led tiene virtudes aún poco explotadas. A diferencia de otros tipos de lámparas con espectros de emisión característicos e inflexibles, los ledes pueden combinarse y filtrarse de modo que sus espectros de emisión y temperaturas de color se obtengan prácticamente a la carta, minimizando problemas de atracción/disrupción en la fauna.
La queja sobre los primeros ledes blancos y su alto componente azul quedaría así desactivada. Y los ledes son indiscutiblemente eficientes desde el punto de vista energético. ¿Dónde está entonces el problema?
El quid de la cuestión no es tanto si la tecnología led es buena o mala para los organismos o para la vista del cielo. Como en el caso de tantos otros productos, su uso o abuso final determina los efectos que pueda tener.
Se habla ya de un efecto perverso en la alta eficiencia energética de los ledes, consistente en un “efecto rebote”. Con el mismo gasto en la factura eléctrica, un ayuntamiento puede multiplicar las luminarias respecto a tecnologías previas. Y la tentación se está revelando irresistible: en vez de ahorrar, se mantiene la partida presupuestaria y se ilumina por encima de las necesidades reales.
Una gran desconocida
Con independencia de la lámpara utilizada, el empeño en reducir la luz artificial sobrante, inútil y dañina se topa con dos poderosos elementos:
El gran público aún no ha interiorizado o comprendido qué es la contaminación lumínica porque ni duele, ni aturde, ni envenena como otras contaminaciones con efecto más inmediato o agudo, aunque cause eventos de mortalidad masiva de algunos grupos de animales. Se ha sugerido que pudiera estar relacionada con distintos tipos de cáncer, pero esa amenaza es aún imprecisa. La contaminación lumínica, simplemente, no da miedo.
Además, desde pequeños se nos ha vendido la belleza de la luz artificial nocturna, que podríamos llamar efecto árbol de Navidad: cuantas más lucecitas, más fascinante resulta. Es difícil reducir la contaminación lumínica cuando el noticiario televisivo difunde a bombo y platillo que tal o cual empresa multinacional premiará al más bello pueblo con la más espectacular iluminación navideña.
Mientras no trabajemos estas contradicciones, lo de menos será si la lámpara de nuestras calles son las incandescentes del siglo XIX o los ledes más futuristas y eficientes.
El Premio Nobel de Física del año 2014 fue otorgado a los inventores de los diodos emisores de luz o LED (siglas de light-emitting diode). De acuerdo con el jurado de la Academia sueca, los premiados habían desarrollado una novedosa fuente de luz, eficiente energéticamente y compatible con el medio ambiente.
Lo cierto es que las lámparas led ya tenían una extraordinaria difusión en el mercado cuando se premió a sus descubridores. Y en los últimos años, a pesar de su alto precio, están sustituyendo a todas las bombillas que antes colgaban en las lámparas de nuestras casas, incluyendo las difícilmente reciclables y no tan duraderas como decían de “bajo consumo”. Esas que hace muy pocos años repartieron gratis desde el Ministerio de Industria español para que ahorráramos energía.
También triunfa el led en lo público. Estamos asistiendo a un rápido cambio de color en el alumbrado nocturno de ciudades y pueblos. Del amarillo-naranja de la lámpara de vapor de sodio al blanco brillante del led.
Pero los astrónomos han puesto el grito en el cielo (nunca mejor dicho): esa peculiaridad de los primeros ledes, el alto componente azul en su espectro de emisión, los convierte en grandes contaminadores lumínicos. Si bien consumen mucha menos energía que las bombillas incandescentes de Thomas Edison en el siglo XIX, la luz blanca brillante es gran enemiga de la observación del cielo.
Consecuencias para la biodiversidad
Los biólogos también han expuesto sus quejas: vale que los ledes sean más eficientes desde el punto de vista energético, lo cual puede aliviar la factura de la luz y reducir la generación de gases con efecto invernadero, pero la luz blanca con alto componente azul es la peor posible en términos de atracción —y desorientación— para insectos, aves, tortugas y otros grupos de animales.
Los cronobiólogos tampoco se muestran contentos. Los ritmos biológicos desarrollados por los organismos, que han evolucionado durante milenios con alternancias diarias entre periodos de luz y oscuridad, pueden sufrir disrupciones por la exposición a la luz blanca artificial. Y los humanos no somos ajenos a esto.
Pero vayamos por partes. Estamos hablando de contaminación lumínica y ni siquiera la hemos definido. No es otra cosa que la introducción de luz artificial, directa o reflejada, en el medio ambiente. Es un fenómeno que adquiere relevancia en el siglo XX con la iluminación eléctrica en las calles, como nos recordaba recientemente la ecóloga Rocío Fernández-Alés.
Antes, en el XIX, se quemaba gas en faroles y, antes de eso aceite, grasas animales o petróleo. Pero las noches eran esencialmente oscuras por el escaso alcance de esos puntos de luz. Ni que decir tiene que no había campos de deporte iluminados, resplandecientes polígonos industriales o rascacielos de cristal.
Pero la contaminación lumínica no ha dejado de aumentar a pesar de la revolución led. Un reciente estudio indica que las zonas iluminadas del planeta siguen aumentando su brillo de cielo un 2% anual en promedio.
La iluminación LED: ¿problema o solución?
El caso es que la lámpara led tiene virtudes aún poco explotadas. A diferencia de otros tipos de lámparas con espectros de emisión característicos e inflexibles, los ledes pueden combinarse y filtrarse de modo que sus espectros de emisión y temperaturas de color se obtengan prácticamente a la carta, minimizando problemas de atracción/disrupción en la fauna.
La queja sobre los primeros ledes blancos y su alto componente azul quedaría así desactivada. Y los ledes son indiscutiblemente eficientes desde el punto de vista energético. ¿Dónde está entonces el problema?
El quid de la cuestión no es tanto si la tecnología led es buena o mala para los organismos o para la vista del cielo. Como en el caso de tantos otros productos, su uso o abuso final determina los efectos que pueda tener.
Se habla ya de un efecto perverso en la alta eficiencia energética de los ledes, consistente en un “efecto rebote”. Con el mismo gasto en la factura eléctrica, un ayuntamiento puede multiplicar las luminarias respecto a tecnologías previas. Y la tentación se está revelando irresistible: en vez de ahorrar, se mantiene la partida presupuestaria y se ilumina por encima de las necesidades reales.
Una gran desconocida
Con independencia de la lámpara utilizada, el empeño en reducir la luz artificial sobrante, inútil y dañina se topa con dos poderosos elementos:
El gran público aún no ha interiorizado o comprendido qué es la contaminación lumínica porque ni duele, ni aturde, ni envenena como otras contaminaciones con efecto más inmediato o agudo, aunque cause eventos de mortalidad masiva de algunos grupos de animales. Se ha sugerido que pudiera estar relacionada con distintos tipos de cáncer, pero esa amenaza es aún imprecisa. La contaminación lumínica, simplemente, no da miedo.
Además, desde pequeños se nos ha vendido la belleza de la luz artificial nocturna, que podríamos llamar efecto árbol de Navidad: cuantas más lucecitas, más fascinante resulta. Es difícil reducir la contaminación lumínica cuando el noticiario televisivo difunde a bombo y platillo que tal o cual empresa multinacional premiará al más bello pueblo con la más espectacular iluminación navideña.
Mientras no trabajemos estas contradicciones, lo de menos será si la lámpara de nuestras calles son las incandescentes del siglo XIX o los ledes más futuristas y eficientes.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)