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domingo, 10 de febrero de 2019

La contaminación lumínica de Burgos se ve a 100 kilómetros

Fuente: http://www.diariodeburgos.es/noticia/Z1270C1F4-ABA7-7172-C2D65EE89E693CC2/la-contaminacion-luminica-de-burgos-se-ve-a-100-kilometros

Los astrónomos advierten de que sobran la mayor parte de las 614 farolas que quiere encender el Ayuntamiento en 31 calles
Burgos es, por su mapa urbano muy alargado y por la altura donde está enclavada (859 metros), una de las ciudades que generan mayor contaminación lumínica de España en proporción a su tamaño. La capital proyecta todas las noches una burbuja de luz de 100 kilómetros de altura y visible desde 100 kilómetros a la redonda. El área metropolitana de Madrid, con 6,5 millones de habitantes, solo genera una burbuja tres veces mayor. Ambas, como muestra la fotografía de esta página, son perfectamente visibles desde lo alto del pantano de Arija, ya en la comunidad cántabra.
La contaminación lumínica de Burgos pasa desapercibida para el ciudadano que la sufre y que no está concienciado sobre la misma, pero impide el disfrute de la luz natural nocturna, un bien en peligro de extinción por las farolas, las televisiones y las pantallas de los dispositivos móviles..., lo que supone un daño para la salud y un serio quebranto en el natural ritmo del sueño. A los damnificados hay que sumar la fauna salvaje, especialmente los pájaros, a los que puede ver volando por la ciudad en horas en las que tenían que estar recogidos.
Los dos observatorios astronómicos activos en Burgos, el de Padilla de Abajo (distante a 40 kilómetros) y el de Lodoso (a 20), registran hasta 20 grados de luminosidad (oscuridad para los telescopios) procedente de las 34.090 farolas que iluminan las calles de la capital, a las que pronto se sumarán otras 614 que se apagaron en 2012 para generar ahorros a las arcas municipales con la crisis económica.
Los aficionados a ver las estrellas y los planetas ven cómo la luz les «mata el cielo», pero no son los únicos damnificados. El hongo, asegura el presidente de la Asociación Astronómica de Burgos, Enrique Bordallo, confirma que en la ciudad se ilumina mal y se malgasta energía y farolas. «Estamos pagando impuestos y parte de ellos se desperdician...». Se estima que el 40% de la luz que emiten las farolas se pierde hacia el cielo, algo que ya no ocurre con las últimas luminarias colocadas en las avenidas del Cid, Reyes Católicas, Arlanzón y calle Vitoria, que tiene el haz de luz a 90 grados. «Si las farolas enfocan al suelo, no se ven las fachadas de los edificios y no hacen falta tantos puntos de luz».
A este respecto, la Asociación entiende que los 614 puntos de luz que quiere reactivar el Ayuntamiento para iluminar 31 calles se podían reducir a menos de 200, sin menoscabar la visibilidad y la seguridad en todas las aceras y vías del casco urbano. «En la mayoría de las calles de Burgos se utilizan farolas antiguas y que contaminan porque están mal orientadas», denuncia Borallo. No se sustituyen porque en el Almacén Municipal hay un enorme stock de estas luminarias comprado hace muchos años que tiene que ser utilizado. Reclaman que la ciudad estudie este tema y lo racionalice.
Las 614 farolas supondrán un gasto anual de 42.000 euros. En la mayoría de los casos se apagarán a las 23 horas, aunque hay calles en las que estarán activas toda la noche.
«En Cantabria se implantó una ley para reducir la contaminación y en el primer año se logró un ahorro del 33% en la tarifa eléctrica pública de los municipios y eso solo reenfocando y racionalizando la iluminación».
Las críticas también es extensible a las sedes de comercios, establecimientos de hostelería o instituciones financieras de la ciudad, cuya iluminación ornamental suele estar enfocada de abajo a arriba y no de arriba hacia el suelo como marca la normativa autonómica.

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