El vecino Miguel Angel Güimil se presentó en la Redacción para solicitar a las autoridades la iluminación de la rotonda que une a las rutas 226 y 30, así como el acceso a la Base Aérea, dos asuntos que merecieron innumerables notas periodísticas, aunque nunca se logró una respuesta.
El asunto, responsabilidad del Estado Nacional y Provincial, mereció distintas notas y gestiones municipales, pero hasta el momento no surtieron efecto, y el peligro vial sigue latente, refirió el lector.
Cabe recalcar que en marzo del año pasado, el bloque de concejales de la UCR presentó un proyecto de resolución para solicitar a las autoridades nacionales y provinciales la iluminación de la rotonda ubicada en el cruce de las rutas 226 y 30.
La propuesta tomó estado legislativo el último jueves y pasó a la Comisión de Obras Públicas.
La resolución promueve “dirigirse al Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi) a fin de que tome conocimiento e intervenga para llevar a cabo las acciones pertinentes para proceder a la iluminación de la rotonda ubicada en el punto de intersección entre la Ruta Nacional 226 y la Ruta Provincial 30”.
En el segundo artículo propone elevar el mismo pedido ante el Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos, concretamente a la Dirección de Vialidad de la Provincia de Buenos Aires.
Ya en 2015 hizo lo propio la Usina Popular y Municipal, momento en el que Matías Civale (UCR) y Pablo Bossio (PJ-FPV) cruzaron declaraciones por los medios de prensa, endilgánsose responsabilidades sobre el tema.
Luego se realizaron reuniones con funcionarios del Ministerio de Planificación, sobre todo por la rotonda.
Por ese entonces, la empresa de economía mixta le había entregado al concejal Pablo Bossio un proyecto ejecutivo y el presupuesto para la iluminación del cruce de las rutas 226 y 30, obra que beneficiaría a toda la ciudad como así también a ciudadanos que circulan por esta zona de la provincia. El costo de la inversión era de 3.942.208 pesos y se estimaba que la Usina podría llevar adelante parte de la obra.
Pese a que las gestiones parecían bien encaminadas, el ministerio de que conducía Julio De Vido nunca avanzó con las licitaciones y contratos, hasta que las conversaciones quedaron diluidas por la contienda electoral.
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